Al nacer, una de las pocas cosas que puede hacer tu hijo por sí mismo es llorar.
Es el único medio que tiene de transmitirte que necesita algo ya que no dispone de autonomía alguna.
Es completamente dependiente de ti, de tal modo que sin tus cuidados difícilmente podría vivir más de unas horas o a lo sumo algunos días.
Así pues, en los primeros años de edad tu hijo necesita que le proveas de todo aquello que es necesario para garantizar su subsistencia.
Con el paso del tiempo, a través de la educación, la orientación y el apoyo, como progenitor suyo le irás proporcionando recursos que le permitan ser cada vez más independiente.
Esa independencia se verá culminada cuando tu hijo alcance el suficiente grado de madurez para valerse por sí mismo en los distintos ámbitos de la vida: físico, mental, emocional y económico.
En el momento que lo consiga podrá sentir cierta plenitud personal.
Dependientes en la edad adulta
Sin embargo la madurez es algo asociado eminentemente al desarrollo físico y mental del individuo, y con frecuencia encontramos personas en una edad madura siguen siendo dependientes emocional, económica e incluso en algún caso, intelectualmente.
Seguro que conoces personas que habiendo superado los 30 años no se sienten capaces de tomar decisiones propias, viven en casa de familiares o tienen una fuerte dependencia emocional hacia alguien de su entorno.
Las personas dependientes necesitan de otras para alcanzar lo que quieren o necesitan, lo cual las limita muchísimo en su desarrollo personal.
La dependencia: la morada del miedo
Cuando una persona es dependiente en la edad adulta, el miedo es el sentimiento que gobernará su vida.
La razón es bien simple: si necesitas de otros para resolver cuestiones esenciales en tu vida como son la seguridad, salud o alimentación, la idea de ausencia de esas personas en tu vida te harán sentir frágil y temerás por tu futuro.
Así si como madre o padre eres dependiente emocional de tus hijos temerás en exceso que algo les suceda o que se vayan de tu lado.
Es probable que esos temores te hagan sobreprotegerles demasiado, no proporcionándole los recursos necesarios para que puedan alcanzar una independencia suficiente.
En ciertas sociedades y familias las hijas no se marchan de casa hasta que se casan con un hombre que les provea de lo que necesitan.
Esas mujeres crecen en entornos donde no pueden adquirir competencias para valerse por ellas mismas, siendo siempre dependientes de sus maridos. Su dependencia no les ofrece seguridad en ellas mismas por lo que es habitual que desarrollen las siguientes conductas limitantes:
- Controladora
- Sumisa
Ambas conductas están basadas en el miedo que les genera que aquello que les aporta seguridad se vea amenazado. Que desarrolle una u otra dependerá de sus circunstancias, carácter, etc..
Como ya sabes, la dependencia y falta de autoestima son escenario habitual en casos de violencia de género, por lo que sobra indicar la importancia que tiene educar y dotar de los recursos necesarios a tus hijos.
La importancia de alcanzar la independencia en el desarrollo de tu hijo
Foto por Lotus Carroll
Como te decía anteriormente durante el periodo en que tu hijo es un bebé, evidentemente es físicamente dependiente y necesita de tu ayuda para desenvolverse en el mundo.
Tu hijo no será emocionalmente independiente mientras necesite de ti o de otras personas para que le proporcionéis seguridad y le valoréis como persona.
No alcanzará la independencia intelectual, mientras te necesite para que le resuelvan los problemas de su vida.
Del mismo modo, será económicamente dependiente en tanto necesite que tú u otras personas le proporcionéis los recursos económicos necesarios para dirigir su vida.
Por eso es muy importante que proporciones a tu hijo una educación que le capacite y le haga competente en las áreas importantes de su vida.
Sólo de esa manera podrá alcanzar el nivel necesario de independencia.
La independencia no es garantía de éxito personal
Si bien la independencia es un estado mucho más maduro en la evolución de cualquier persona, no necesariamente es garantía de éxito personal en la vida de tu hijo.
Actualmente vivimos en una sociedad muy centrada en la independencia, si bien en mi opinión esto no es más que una reacción contra la dependencia: que otros no nos controlen, no nos manipulen, etc..
Siendo independiente tu hijo será capaz de dirigir y controlar su vida de forma individual, pero sin las habilidades necesarias podría tener dificultades para funcionar de forma efectiva dentro de un equipo.
Es el caso de esas personas que teniendo una vida perfectamente independiente no han desarrollado las habilidades ni disponen de los recursos personales necesarios para construir de forma exitosa una familia.
Por supuesto no sólo es aplicable al ámbito laboral o familiar, sino también en cualquier aspecto social; la independencia puede conducir a una actitud egoísta que sirva de argumento para eludir responsabilidad con otros.
Es decir, que tu hijo alcance la independencia es un importante hito en su crecimiento como persona pero no es suficiente para ser un buen miembro o líder de una comunidad: familia, grupo de amigos, equipo de trabajo..
La interdependencia efectiva
Si quieres avanzar rápido viaja sólo, pero si quieres llegar lejos, viaja acompañado
Vivimos en un mundo en el que tenemos la necesidad inevitable de relacionarnos e interactuar con otros, por lo que el éxito de tu hijo como persona pasa de forma ineludible por la forma en la que se relacione con el resto del mundo en su día a día.
Si bien la independencia le proporcionará fuerza para actuar y le liberará de circunstancias y de la necesidad de otras personas, la interdependencia le llevará más allá, pues le capacitará para unirse a otras personas y alcanzar con ellas bienes y objetivos que él sólo no sería capaz de alcanzar.
Así pues:
Cultivando la interdependencia física podrá lograr llegar más lejos trabajando junto a otros, como hacen los equipos de montañeros que trabajan juntos para alcanzar una cima.
Siendo interdependiente intelectual estará abierto a los pensamientos de otras personas para enriquecer los pensamientos y decisiones propias, lo que le proporcionará creatividad para mejorar y optimizar la resolución de problemas.
Alcanzando la interdependencia emocional, no sólo tendrá una enorme sensación de valía, sino que experimentará la necesidad de recibir y dar amor, lo cual es esencial en la y constitución de una familia exitosa.
Por último asumiendo la importancia de la interdependencia económica, comprenderá el valor de la sociedad para alcanzar un entorno mejor en comunidad.
Si reflexionas los grandes líderes de todos los tiempos han sido siempre personas con un profundísimo sentido de interdependencia efectiva.
Personalidades como Mandela o Gandhi, que fueron capaces de movilizar a un grupo para alcanzar un bien muy superior al que ellos por sí solos habrían podido generar.
El éxito de tu hijo en el futuro
Quizás estés pensando que tu hijo aún es muy pequeño para hablarle de independencia, y ni decir de la interdependencia.
Probablemente ese momento esté aún lejos, pero como padre o madre lo que transmites hoy a tu hijo tendrá una enorme importancia en el futuro.
Además estas reflexiones son para que como padre o madre te prepares para tener los recursos suficientes para transmitírselos a tus hijos.
Conclusión
Como persona interdependiente, tengo la oportunidad de compartirme profunda y significativamente con otros, y logro acceso a los amplios recursos y potenciales de otros seres humanos. Stephen Covey
La naturaleza es en sí un sistema muy complejo que funciona gracia a la interdependencia de sus partes.
Como parte de esa naturaleza es nuestra responsabilidad ser interdependientes para alcanzar armonía y equilibrio.
Por ello, si deseas que tu hijo al alcanzar la edad adulta sienta la plenitud asociada al sentimiento de éxito o logro personal, es importante que le proporciones una educación que le capacite no sólo en competencias intelectuales, sino también competencias sociales y emocionales.
Cómo ponerlo en práctica
Estoy seguro de que lo anterior te ha proporcionado una visión mucho más clara de qué necesita tu hijo para alcanzar la plenitud en su vida, pero quizás no estés segura como madre o seguro como padre de cómo ponerlo en práctica.
Algunas de las cosas que puedes hacer son las siguientes:
- Reflexiona sobre tu grado de interdependencia y trabaja para progresar en ello. Recuerda que eres un modelo para tu hijo. Por poner un ejemplo, si eres una persona emocionalmente dependiente, seguramente tu hijo aprenda de ti esa dependencia.
- Utiliza juegos para enseñarle a manejar no sólo su inteligencia intelectual sino también la emocional. Recientemente ha salido la colección de libros “Crezco Feliz” de la editorial Planeta que se centran en trabajar la inteligencia emocional de los niños.
- No sobreprotejas a tu hijo. La sobreprotección acaba siempre en dependencias de un tipo u otro, por lo que debes evitarla. Debes reconocer, aceptar y apoyar las fases del crecimiento de tu hijo, en todos los aspectos: físico, intelectual y emocional.
- Revisa tus creencias y paradigmas. Puede que en su día aprendieras cosas como: “hay que estudiar para sacarse una carrera y así garantizarse un futuro” Ese paradigma funcionó contigo y no lo has vuelto a revisar, por lo que pudiera ocurrir que se lo transmitieras a tu hijo sin ni siquiera haberlo reflexionado. Actualmente hay muchas personas que habiendo estudiado más de una carrera no consiguen un trabajo, por lo que quizás ese paradigma ya no sea válido y debas revisarlo para transmitirle creencias potenciadoras que sean más efectivas para tu hijo.
¿Se te ocurren otras fórmulas que no estén recogidas aquí?
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