Trabajar por dinero trabajamos todos.
Si nuestra actividad laboral no tuviera compensación económica no se llamaría trabajo.
Sin duda, de trabajar depende nuestra “supervivencia” en este sistema social en el que vivimos.
Pero coincidirás conmigo que en la actualidad disponemos de más recursos y oportunidades que nunca para dedicarnos a un trabajo satisfactorio.
Entonces, ¿por qué aún la mayoría de los trabajos son tan esclavizantes? ¿Por qué hay tantos jefes que son unos capullos?
Y sobre todo, ¿por qué la mayoría de la gente lo asume como algo normal?
Pues bien, aunque te sorprenda, existen, entre otras, razones históricas de mucho peso para todo ello.
Muy curiosas, por cierto.
Los inicios de la organización del trabajo
Hasta finales del siglo XIX los trabajadores fueron responsables de planificar y ejecutar sus labores.
Digamos que se les daba cierta libertad y criterio a la hora de realizar su trabajo.
Por aquella época surgió el padre de la denominada “Administración científica”, un tipo llamado Frederick Winslow Taylor, que tenía cierta obsesión por la optimización.
Taylor se dedicó a analizar los procesos de trabajo con el fin de maximizar la eficiencia productiva.
Su investigación le llevó a observar que si los trabajadores hacían tareas pequeñas y repetitivas eran más rápidos en la ejecución.
Y bueno, ya de paso también más fácilmente reemplazables en caso de que enfermaran. Algo sin duda muy interesante para cualquier empresario.
En compensación por su trabajo se le pagaría por la cantidad de unidades fabricadas. Y todos “tan contentos”.
Y digo que “tan contentos” porque su pensamiento se nutrió de un paradigma que se fraguó un siglo antes: que la única motivación para trabajar que tiene un ser humano es el dinero.
El paradigma sobre el que se fundamenta el pensamiento sobre el trabajo
Así lo vino a sugerir en 1776 en “La riqueza de las naciones” Adam Smith, uno de los padres de la economía y del capitalismo moderno.
En uno de los fragmentos de su obra argumenta lo siguiente:
El ser humano busca de forma inherente su propia comodidad, de modo que ante una compensación fija por la realización de un trabajo tenderá a hacerlo con el mínimo esfuerzo, atención y cuidado posible.
Adam Smith
Dicho de otro modo, los humanos somos seres vagos por naturaleza y no encontramos en el trabajo otra motivación que no sea la económica.
Es decir, solo trabajamos por dinero.
Este pensamiento significó la conceptualización del trabajo como un intercambio puramente comercial, y desde entonces los trabajadores han pasado a ser considerados como recursos.
Recursos humanos al servicio de intereses de las corporaciones…
Una profecía autocumplida
Quizás estés pensando, “es que en el fondo es verdad que trabajamos por dinero”.
El profesor Barry Schwartz sostiene que esa creencia es el resultado de esas formas de pensar y de organizar el trabajo que establecieron los padres del capitalismo.
Ese es el éxito de la “inoculación” del paradigma, que se da por universal y veraz ese pensamiento. Esa idea conduce a una profecía autocumplida en la cual las personas se comportan se espera de ellas.
Así lo explica en su libro “Why we work“
A su modo de ver, el mercado laboral desarrollado en los siglos XIX y XX se corresponde con una especie de profecía autocumplida en la que los trabajadores han acabado comportándose como de ellos se esperaba.
Pero NO es intrínseco del ser humano trabajar únicamente por dinero.
La herencia la seguimos teniendo en pleno siglo XXI, con un sistema social que se retroalimenta a través de un consumo compulsivo.
Así, la mayoría cae en la gran encerrona de la “prostitución de las masas“, de intercambio raciones de 8 horas de vida al día por el preciado dinero.
Algunos afortunados tienen un trabajo con el que realmente entran en estado de flujo. Pero a pesar de ello, por dicho concepto heredado del trabajo no terminan de disfrutar de ello.
La paradoja del trabajo
Mihaly Csikszentmihalyi describe en su libro “Fluir” un estudio que realizó en los años 90.
El objeto del mismo era determinar si las personas experimentaban más flujo en el trabajo o durante su tiempo de ocio.
Por muestreo escogieron a unos cientos de hombres y mujeres que trabajaban en una amplia variedad de ocupaciones. Les pidieron que describieran cómo se sentían a la señal de un “busca” que sonaba 8 veces al día de forma aleatoria.
Para conocer todos los detalles y datos del estudio te invito a leer el libro, porque realmente no tiene desperdicio.
La cuestión que quiero revelarte aquí es lo que el propio Mihaly Csikszentmihalyi definió como “La paradoja del trabajo”.
Resulta que a la pregunta “¿Desearía usted estar haciendo otra cosa?”, la respuesta “sí” se obtenía con más frecuencia mientras estaban trabajando que cuando estaban realizando una actividad de ocio.
Dirás tú que vaya sorpresa… Efectivamente hasta aquí no hay nada sorprendente.
El dato destacable es que muchas de las personas que estando trabajando respondieron que preferían estar en otro lugar, habían manifestado previamente y de forma inequívoca estar experimentado una sensación de flujo.
Es decir, a pesar de que la ocupación en la que estaban inmersas les llevaba a experimentar lo que describimos con frecuencia como realización o felicidad, muchas personas preferían estar haciendo otra cosa. Por el mero hecho de estar trabajando.
La explicación que encontramos en el libro a esta contradicción es la siguiente:
Cuando se trata del trabajo, la gente no escucha la evidencia de sus sentidos. Desatiende la calidad de experiencia inmediata y basa su motivación en el estereotipo cultural, fuertemente arraigado, de lo que se supone que es el trabajo. Piensa en él como una imposición, una limitación, una trasgresión de su libertad y, por lo tanto, algo que debe ser evitado tanto como sea posible.
Fluir de Mihaly Csikszentmihalyi
Esta conclusión parece reafirmar la teoría de Barry Schwartz según la cual hemos heredado esa idea de lo que es un trabajo desde hace tantas generaciones, que aún cuando se disfruta de ello, a menudo se trata de evitar.
No solo trabajamos por dinero
En mi caso, sin ser todavía consciente de todo esto, experimenté un cambio de percepción considerable de lo que podía esperar de un trabajo.
Por eso todo lo anterior para mí tiene mucho sentido.
Por eso dejé un trabajo en el que ganaba unos 10.000 € al mes por un futuro bastante incierto emprendiendo mi propio proyecto.
Y no soy el único.
Estoy harto de ver en mis clientes cómo cada vez son más las personas que buscan en su actividad laboral algo más que una simple compensación económica.
Todos trabajamos por dinero, sin duda, pero también aspiramos a que nuestro trabajo sea fuente de otras experiencias y beneficios.
Disponer de cierta autonomía, aprender y crecer, o contribuir con una idea de mejora, son cuestiones que valora y desea la gran mayoría.
Cada vez más empleadores están entendiendo que los trabajadores no son meros recursos. Por eso en la actualidad empieza a ser frecuente oír hablar de capital humano.
Pero lo cierto es que en la práctica son pocos los que actúan considerando a los trabajadores como el principal activo de sus empresas.
¿Qué vas a hacer al respecto?
Ahora que sabes todo esto te invito a tomar conciencia de tu percepción sobre el trabajo.
¿Es positiva, o más bien negativa por lo general?
Si piensas en él únicamente como una actividad obligatoria que te proporciona tu principal fuente económica, seguramente cualquier trabajo que en el futuro desarrolles o consigas se fundamente en ese pensamiento.
Sé que es complicado hacer un cambio mental cuando llevamos como sociedad tantos años con el mismo discurso.
Por mi parte cualquier cosa que hagas con toda esta información será una opción respetable.
Puedes emplear tu energía en culpar al sistema, a Smith, a Taylor y a todo tipo de ideas que acaban condicionando la conciencia del mundo.
Puedes también pensar que tú eres alguien ajeno a todo eso y que tus limitaciones son de otra naturaleza.
Incluso puedes cuestionar si realmente es real dicho condicionamiento.
Pero quieres salir de tu insatisfacción laboral no te recomiendo permanecer a la espera de que las cosas cambien.
En mi opinión lo sensato es empezar a tomar cartas en el asunto para liderar el cambio hacia un nuevo rumbo profesional.
Quizás te asalte cierto miedo al fracaso a cambiar de profesión. Es habitual y sin duda legítimo. Sobre todo cuando no tienes claro qué quieres hacer en tu vida.
Si es tu caso te invito a participar en el entrenamiento “Hoja de ruta para definir tu futuro profesional y reinventarte con éxito” en el que compartiré en directo el paso a paso de una reinvención realista, así como ciertos mitos comunes y realidades incómodas que te están impidiendo, con casi toda seguridad, reinventarte profesionalmente.
Tendrá lugar que del 26 de abril al 2 de mayo y para para participar y acceder a los recursos tan solo tienes que registrarte de forma gratuita en este enlace.
¡Feliz día!
El género humano siempre va a caracterizarse por sentirse en constante inconformidad, de allí la necesidad de encontrar un trabajo que realmente le apasione
Buenisimo, hasta ahora entiendo por qué siempre me sucede esto
La mayor parte de los profesionales que conozco están amargados con sus trabajos, y lo curioso de la situación es que la falta de ganas, interés o motivación profesional se ha convertido en algo normal.
De cierto modo nos hemos conformado con “sufrir” de lunes a viernes a cambio de un sueldo pero, afortunadamente cada vez más personas se están dando cuenta de que las cosas pueden ser diferentes.
De hecho podemos disfrutar mucho cuando trabajamos en flow, tal como lo describe Mihaly Csikszentmihalyi en su libro «Fluir», pero para ello tenemos que “crear” o “encontrar” nuestro trabajo ideal, y hoy más que nunca, podemos hacerlo.
Y estoy muy de acuerdo contigo, no solo trabajamos por dinero. Aquí una servidora que decidió dejar de trabajar simplemente por el sueldo y no hay color.
Muchas gracias por comentar Marcia.
¡Y enhorabuena por haber dado el paso!
Gran artículo, me ha gustado mucho la frase de Adam Smith
¡No solo es el dinero! estoy de acuerdo contigo pero existe el temor por tomar esas decisiones radicales. Gracias por mencionarlo
No siempre es fácil decidir entre dejar la estabilidad de tu trabajo por un emprendimiento. Te felicito te admiro y espero pronto poder contar la misma historia
Que mejor momento para cambiar paradigmas que este, en donde una pandemia nos obligó a dar cambios radicales. Muy buen post
Increíble!!! Excelente post para entender la forma en que vemos el trabajo actualmente. Gracias
útil y muy interesante