Este es un post invitado de Maryory Valdés
Hoy estoy muy contenta porque estoy de visita en la casa/blog Autorrealizarte, un blog que motiva a la reinvención profesional.
Yo me he reinventado de alguna manera al emprender con mi blog Kaizen Éxito donde abordo marca personal y emprendimiento para madres profesionales como yo.
Todavía sigo trabajando por cuenta ajena combinándolo con mi proyecto.
Antes me quejaba todo el tiempo porque odiaba mi trabajo (a Álvaro le consta) pero de un tiempo para acá he cambiado mi chip mental. Comprendí que no tenía sentido vivir amargada si todavía no puedo despedir a mi jefe.
Seguir así me pasaría nuevamente factura con la salud, y no estoy dispuesta a que eso vuelva a suceder.
La salud lo es todo, sin salud no hay nada
En el transcurrir de la vida hay un detalle al que poco le prestamos atención: la salud.
Lo digo con conocimiento de causa. Esto cambió en mi vida cuando sufrí dos veces de una isquemia cerebro vascular transitoria. A Dios gracias que no tuvo efectos colaterales.
Cuando pasé por eso la primera vez, me asusté pero no cambié. Se me olvidó que un segundo pudo tener consecuencias irreversibles y seguí con mis rutinas.
La segunda vez, me dije: Alto, esto es una señal que no estás escuchando.
Hice un mapeo a mi recorrido vital y me di cuenta que tenía mal establecidas mis prioridades. No quiero morir tan joven y menos con dos niñas tan pequeñas para quienes soy toda su vida.
Reflexionando, comprendí que a todos se nos olvida que cada minuto cuenta y que no tenemos un cuerpo glorioso.
La salud es lo primero que debe ocupar nuestra agenda diaria. Ningún sueño, ningún propósito se puede lograr sin salud. ¿De qué te serviría el reconocimiento, el dinero, el sueño logrado sino tienes salud para disfrutarlo?
Tanto prevalece la salud por sobretodos los bienes exteriores que probablemente un mendigo sano sea más feliz que un rey enfermo” Arthur Schopenhauer.
Una experiencia ajena
Aprendí la lección con mi vivencia pero no así muchas personas que conozco. En mi trabajo hay compañeros que han priorizado “amar” a la empresa sobre todas las cosas incluso a costa de su salud.
Es el común denominador confundir profesionalismo y responsabilidad con agradecimiento o lo que sea.
Cierta vez, una compañera de trabajo a quien quiero mucho enfermó (ojalá me esté leyendo) y fue necesario que la incapacitaran.
Su recuperación requería mucho reposo y desconectarse de todo. Pero ella obstinada, no respetó el tiempo de reposo ordenado por el médico y volvió al ruedo trabajando más horas de las debidas, maltratando si cabe, aún más su salud.
Quería decirle que estaba perjudicando los seres más preciados de su vida: ella y su familia, sin embargo no encontraba como hacerlo sin que se ofendiera.
Así que opté por crear un cuento donde ella fuera la protagonista y se lo envié por correo electrónico:
Había una vez, la mejor hormiga de hormigolandia que había llegado allí luego de cumplir sus sueños. Tenía un trabajo excelente, en una empresa igual de excelente.
Lo curioso es que la homiguita, trabajaba más que nadie en el mundo. Es cierto que las hormigas son muy trabajadoras, pero ella lo era mucho más que ninguna.
Si se enfermaba, igual cumplía con su deber. No seguía las instrucciones de su médico.
Si salía a vacaciones, regresaba antes de tiempo para seguir cumpliendo.
Ella pensaba que la responsabilidad era estar siempre disponible para su empresa a costa de sí misma. Su lema era que ser profesional era ser responsable y comprometida con su trabajo, con la empresa.
Todos le decían que sin salud y tranquilidad no duraría mucho y que si acaso enfermase de gravedad, la empresa fácilmente la cambiaría por otra.
Nadie es indispensable, ni el mejor de los mejores empleados.
Ella era muy necia, seguía y seguía. Yo me preguntaba por qué lo hacía. No le iban a pagar más dinero. Por el contrario, la llenaban de más trabajo.
¿Eso era justo con ella? Para nada. Habían cantidad de holgazanes por ahí comiendo, durmiendo y viendo estrellas, mientras ella tenía su escritorio a reventar.
Cierto día enfermó de gravedad. Su exceso de responsabilidad le pasó factura. Lo triste es que aún estaba muy joven y bella para vivir la vida, pero esa misma vida se había cansado de esperarla para disfrutarla juntas.
Ahora no tenía salud, tampoco tranquilidad y su luz se estaba extinguiendo lentamente. Su familia, se estaba quedando sin lo más preciado: ELLA.
¿Valió la pena tanto esfuerzo? ¿Matarse por su empresa mientras mataba su vida, esa vida que su familia tanto amaba?
Al cabo de media hora, recibí la llamada de mi amiga.
Estaba llorando. Las palabras no le salían.
El cuento había resumido su historia en pocas palabras y se anticipaba a un desenlace no muy agradable si ella no cambiaba.
Me agradeció el gesto y prometió hacerse cargo de su vida como debe ser. La realidad es que cambió por una temporada solamente. Es una pena.
No tiene claras las características que un buen trabajo debe cumplir.
Primero lo primero
El tiempo no es infinito. El tiempo va pasando sin que te des cuenta. Tampoco eres eterno y al igual que las plantitas que tienes en tu casa (si las tienes) necesitas cuidado.
Como te cuenta Álvaro en este artículo, tu salud es uno de los pilares de tu autorrealización y tu abundancia. Un cuerpo sano, es el mejor vehículo para lograr lo que desees.
¿Quieres tener una larga vida?
No hagas como si fuera eterna. Atiende las señales que emite tu cuerpo y actúa en consecuencia. Mejor es anticiparse y prevenir.
Prioriza tu salud por encima de todo. Todo lo demás puede esperar.
Nos han vendido la idea que lo importante está fuera de ti. Que la realización se debe lograr a costa de todo incluyendo tu familia, que no importa que se te vaya la vida sin darte cuenta.
Podría enumerarte la cantidad de y no acabaría nunca.
Primero, lo primero. Un trabajo no es tu vida. Tu salud te da la vida Clic para tuitearPara las empresas somos un engranaje más. Para nuestra familia, lo somos todo.
Sé siempre responsable primero contigo antes que con los demás. No solo lo mereces, es tu obligación.
Cuida tu salud y vive tu vida, de tal manera que en el ocaso de tu existencia puedas decir: ¡he vivido para mí! ¡Me voy feliz!
¿Y tú priorizas tu salud o tu trabajo?
Fundadora y escritora del blog Kaizen Éxito. Ayudo a madres emprendedoras a potenciar su marca personal para hacer crecer su negocio a través de las historias, el manejo efectivo de sus redes sociales, la motivación y el kaizen (mejora continua). Descarga mi regalo para ti: Guía práctica para vencer tus actitudes tóxicas.
Facebook: https://www.facebook.com/kaizenexito/
Un artículo muy emotivo, Maryory y comulgo con tu mensaje, hasta cierto punto.
Creo que, en cualquier debate sobre algo trascendental dos posturas contrarias pueden, en el fondo, decir lo mismo de distinta forma. Te expongo mi visión:
Fíjate que yo (que también he vivido algo como tú y como tu amiga) encontré mi salud (y la mantengo) precisamente olvidándome de ella. Olvidándome de mi cuerpo.
Y no en el sentido de maltratarme o descuidar mi cuerpo con desdén.
En el sentido de dejar de “cuidar” mi salud desde el miedo, desde la defensa, dando por hecho que ésta es frágil y que, por ende, yo soy un ser vulnerable.
Me centré en lo que para mí es la salud en su máxima esencia: mi armonía interna. Me puse manos a la obra, y en plan 0 excusas, a llevar cada día más coherencia en mi vida, en todos los detalles.
Eso implicó renunciar a cosas, desafiar opiniones, hacer tambalear relaciones, encarar miedos… En fin, ya sabes.
Y la salud llegó sola.
Creo que la salud le sigue a la salud del alma de forma natural.
Creo que los hábitos saludables sencillamente te salen solos cuando eres feliz.
Te digo esto porque antes de mi “descubrimiento” tomé mil medidas en teoría saludables que no sirvieron de nada.
En el fondo, creo que hablamos de lo mismo, ¿no crees?
Un abrazo Maryory, me ha encantado tu artículo.
Hola Cristina:
¡Gracias por tu comentario!
Claro que hablamos de lo mismo. De alguna forma, el tener salud en el alma nos lleva a aprender a decir no a lo que nos hace daño, a frenar cuando es necesario y a priorizar. Alguna vez pensé que mi amiga trataba de llenar algún vacío interior “matándose” en el trabajo. Incluso, un compañero de trabajo me dijo: -Yo creo que ella huye de algo porque no encuentro explicación para quedarse en la oficina cuando en casa la están esperando.
Ese comentario me quedé resonando cuando ví que no mejoró.
En mi caso, no es por falta de felicidad sino por exceso de hacer. He sido extremadamente hiperactiva. Algo que aprendí a manejar cuando casi me cuesta la vida.
¡Vaya que me gustó lo que escribiste!
Me quedo con una frase que dijiste para fijar con fuego y nunca olvidar: “Creo que la salud le sigue a la salud del alma de forma natural. Creo que los hábitos saludables te salen solo cuando eres feliz”
Saludos
Maryory
Que buena forma de transmitir un mensaje (lo del cuento) smile
Y aunque los resultados no hayan sido duraderos, tienes la tranquilidad de haber hecho lo que estuvo en tus manos.
Poner la salud primero es un recordatorio que todos necesitamos de vez en cuando.
Gracias por compartirlo smile
Un saludo!
Hola Ándres:
Es cierto, tal vez no logré que se diera cuenta de manera permanente cuánto daño hace a su salud pero cumplí mi misión de mostrarle el panorama de manera didáctica. Ahora, todos tenemos prioridades y ella ha definido las suyas, lo cual es respetable aunque no esté de acuerdo con ellas.
Y si Ándres, la salud debe ocupar el primer lugar en la lista de prioridades. Sin ella, no vamos a ninguna parte. Recordarlo y aplicarlo hace la diferencia.
¡Gracias a ti!
Saludos,
Maryory
Hola Maryory,
Muchas gracias por esta excelente reflexión… sin duda hay que escuchar las señales del cuerpo porque si no, cada vez sube el volumen… Si no despiertas con un pequeño toque, la vida te da un bofetón porque quiere tu plenitud y tu equilibrio (Menos mal!)…
Pensamos que hay que “matarse” para la empresa, y es fácil caer en la tentación de creerte imprescindible (vete y verás lo que tardan en remplazarte) pero es una gran mentira…Y un trabajador agotado e infeliz, ¡no es bueno para nadie (ni para él. ni la familia ni la empresa)! …
Yo he estado allí pero aprendí la lección a tiempo y ahora valoro mucho el equilibrio. Porque como dices, sin salud no hay vida smile
un abrazo
Hola Cristina:
¡Gracias a ti por compartir tu experiencia! Es cierto que la vida te agarra a cachetadas cuando no quieres entrar en razón con tu vehículo más preciado: nuestro cuerpo.
Tenemos una sola vida. No repetimos, excepto cuando tenemos la oportunidad de nacer de nuevo, luego de una enfermedad fuerte, un accidente o una situación que nos cambia para siempre. Esa vida requiere vivirla con todo el alma y haciendo lo que nos gusta.
Un abrazo gigante para ti.
Maryory