Hacía tiempo que no paseaba por Madrid y la verdad es que me apasiona.
Después de 5 años de que saliera de esta ciudad tengo dos sensaciones muy dispares al mismo tiempo. Por un lado es como si nunca me hubiera ido, todo me resulta familiar, casi cotidiano. Por otro lado siento que ya no pertenezco a este sitio…
Me detengo en una céntrica calle para esperar a una persona.
Hay varios chicos y chicas voluntarios que tratan de llamar la atención de alguna de las cientos de almas que recorren la calle. Su objetivo es informarles de la labor humanitaria que realiza la ONG para la que colaboran.
No es la primera vez que me detengo a observarlos. Tengo una gran sensibilidad en lo que a la colaboración social se refiere, y quizás por eso lo hago
Sonrisas perseverantes
Lo que más me llama la atención es su perseverancia.
Conté hasta 13 aproximaciones de uno de los voluntarios hasta que consiguió que una persona se parara mínimamente a escucharle.
“El grado de motivación de esos chicos es extraordinario: tienen un superpoder!” pensé. Seguir sonriendo después de tantos “nos” resultaría prácticamente imposible para la mayoría de los mortales.
Pero ellos lo siguen haciendo. Parece que estuvieran entrenados para el rechazo.
La persona a la que esperaba me llamó diciendo que se retrasaría así que mi espera se iba a prolongar al menos 15 minutos más. En cierta manera lo agradecí: me apetecía continuar mi “investigación” wink
“Es curioso, la mayoría de la gente ni siquiera les mira y yo no paro de hacerlo…” Pensé
La verdad es que ninguno de esos voluntarios reparó en mí, a pesar de que llevaba unos diez minutos escudriñándolos y estaba a tan sólo 2 metros de ellos.
Eso también me llamó la atención. Es como si su labor estuviera dirigida a sólo abordar a las personas que andan smile
Charlando con Nora
En un momento que una de las chicas no “perseguía” a nadie me miró. Yo le sonreí. Ella me devolvió la sonrisa.
- Complicado ¿eh? – Le dije.
- Sí, y más con este calor.
- ¿Por qué no me lo cuentas a mí? – Le pregunté.
- Ah, pues vale, ahora mismo.
La chica se llama Nora y me explicó que la asociación trabaja con niños que bien por razones económicas de sus familias o bien porque se han quedado huérfanos, van a vivir con una madre adoptiva.
- Es algo único que ninguna otra asociación hace – remarca con orgullo – alojan a estos niños en casas para que vivan en un entorno familiar, enviando a los hermanos juntos para que no pierdan los pocos lazos familiares que conservan
- Me parece una labor magnífica– le contesté
Le conté que yo colaboro desde hace tiempo con varias asociaciones y compartí con ella la preciosa experiencia que viví en la Fundación Vicente Ferrer durante mi viaje a la India.
- ¿Por qué lo haces? – le pregunté
- Alguien lo tiene que hacer ¿no?, si no ¿qué van a hacer estos niños?. Además con la crisis han retirado la mayoría de las subvenciones…
- Pero casi nadie se detiene a hablar contigo ¿no?
- Bueno, es comprensible – me dice – la cosa está fatal y la gente no quiere más obligaciones
- ¿Y cómo te hace sentir ese “rechazo”?
- Bueno no pasa nada, te acostumbras. No me rechazan a mí, es sólo que no les apetece hablar con nosotros. Hay que respetarlo ¿no?
La respuesta de Nora me resultó extraordinaria.
Expertos en gestionar el rechazo
Mi percepción era que alguien se podía sentir rechazado después de tantas negativas, pero ella vino a decirme que ese rechazo no era hacia su persona, sino hacia lo que hacía en ese momento.
La verdad es que no sé si les dan una charla en este sentido, o si simplemente Nora a sus veintipocos años tiene en ese aspecto una importante madurez emocional que demuestra con una sonrisa y grandes dosis de autoconfianza.
Esa respuesta me dio una importante lección sobre cómo gestionar el rechazo: “aceptar que la otra persona no está interesada en lo que le ofreces”. Una vez más estamos avocados a aprender el arte de aceptar…”
Héroes callejeros
Su generosidad les lleva a entregar parte de su tiempo al servicio de una idea en la que creen.
Estoy completamente seguro de que podrían estar haciendo cosas mucho más placenteras que miles de personas le digan “no tengo tiempo”. Pero el valor de servicio y su motivación les hace estar ahí.
En estos tiempos en los que tan frecuentemente se critica la falta de valores es verdaderamente genial ¿no crees?
Y aunque Nora y el resto de sus compañeros no se den cuenta, realizar esa labor en lugar de quedarse en sus casas viendo “Hombres Mujeres y Viceversa” lamentándose por su desdicha de no tener trabajo, les proporciona algo verdaderamente valioso: una experiencia.
Porque como he comentado en otras ocasiones las experiencias son nuestras principales maestras. Por eso cuantas más tengas a lo largo de tu vida mejor.
Ya sabes que la acción es la que promueve los cambios en la vida.
Así que añado esta píldora a las 60 claves para superar la autoestima: apúntate de voluntario a una ONG y entrénate para hacer frente al rechazo que sufres en tu vida, y sonríe, porque lo importante es la razón, el motivo.
Hasta aquí la entrada de hoy, en la que he querido hacer un homenaje a estos chavales aprovechando la forma modélica que tienen de gestionar el rechazo.
¿y tu?
¿has aprendido algo en tu vida de algún “héroe callejero”?
Fotografía: Photography: Conor Healy Photography
Confieso que siempre he evitado el rechazo, siempre he querido caer bien a todos, a ser como las personas quieren que sea, y ahora que tengo un gran emprendimiento, trato de luchar conmigo mismo, todo ese miedo al rechazo toda mi vida no es fácil de superar, aunque sepa que no moriré por eso, que nada malo pasara. Pero lo estoy poniendo ganas y optimismo y estoy seguro que sabré gestionar el rechazo
Hola Fredy!
El rechazo debe ser algo que nos traspase totalmente, es decir que no nos afecte en absoluto. No debemos de dejarnos llevar por la opinión que otros tengan sobre nosotros, porque no podemos gustarle a todo el mundo y en esencia todos somos seres extraordinariamente valiosos.
Gracias por comentar!
Curiosa tu reacción al “rechazo” que apreciaste hacia lo que ofrecían los jóvenes. Que hay dentro de ti que vio esa acción como un rechazo?, todo lo que vemos lo tenemos dentro.
La respuesta de la joven super acertada, emocionalmente elevada y despierta.
Hola Maria Jesús,
Rechazar es decir no a algo que se ofrece. Yo veía cómo esa era la respuesta generalizada. En cuanto a lo de “todos vemos lo que tenemos dentro” puede que tenga algún sentido, pero yo no sentía rechazo alguno hacia ellos, sino más bien curiosidad.
Me suelo parar a menudo con estos chicos para informarme de qué ofrecen, pero también hay que decir que su enfoque es el de captar, y que se me ha dado el caso de una chica que me dijo que cambiara mi aportación a una ONG con la que colaboro para dársela a la suya.
En otra ocasión me dijeron que repartiera el dinero. Cómo puedes ver no siempre me encuentro con respuestas tan acertadas wink